miércoles, 31 de mayo de 2017

RELATO ULTRAMARATÓN HERMOSILLO A BAHÍA KINO 105K.

La cita era el día sábado 29 de mayo del 2010
antes de las siete de la tarde.  Cuando llegué, junto con mi familia, al estacionamiento del gimnasio universitario (que era el punto de reunión), ya habían llegado algunos buenos amigos,  de los cuales cinco, me acompañaron parte del trayecto; familiares y nuevos amigos, como quien dejó un festejo, aún sin conocerme,  para presenciar este evento.
Salimos con un retraso de cinco minutos, pues más personas seguían llegando y no podía dejar de saludar y agradecer su presencia y sus buenos deseos.  El reloj marcaba las 19:05, cuando al unísono gritábamos la cuenta regresiva, algo muy emotivo, pues esta aventura estaba a punto de iniciar…
Un grupo de seis personas en total, tomamos, primero, la calle Reforma para después doblar en el boulevard Luis Encinas (antes Transversal) que estaba muy congestionado por el tráfico ya que es hora pico, las personas que circulaban por ahí se llevaron una sorpresa ya que íbamos informando a “grito pelado” que íbamos de Hermosillo a Bahía de Kino corriendo, que eran más de 100 kilómetros de recorrido, que ojalá haya ultramaratones en nuestro estado y cosas por el estilo, más de uno habrá pensado: qué locos están. En el kilómetro 2 se nos unió otro corredor, además nos proporcionó una torreta para el carro abastecedor.
En  el recorrido por los bulevares, nuestros familiares y amigos, en sus carros, seguían dándonos muestras de apoyo ya fuera con el claxon o echando porras. Un poco más adelante, el carro abastecedor hizo su primera parada para facilitarnos los líquidos necesarios para hidratarnos.  Salimos de la ciudad y a la altura del aeropuerto, ya nos esperaban nuestros familiares,  esta vez, para despedirse con porras y los mejores deseos. Ya estaba cayendo la tarde y a nosotros nos esperaba un largo camino…
  A la altura del kilómetro 12, salió del trayecto el primer corredor, nos acompañó más de 10 kilómetros.  En el kilómetro 20 salieron 3 personas más, deseándonos lo mejor para lo que quedaba de camino (eran más de 80k).  En el kilómetro 38 salió uno más, quedando acompañado por el otro corredor, dos carros con abastecimiento, una unidad de rescate equipada y dos paramédicos además de una unidad de la policía municipal con dos agentes.  En el kilómetro 45 mi compañero sube a uno de los carros pues sentía molestias en sus pies.
Todo iba saliendo muy bien, había mucha calma en la carretera, no había tráfico en ese momento y hasta nosotros íbamos en silencio; de repente, de la nada, pues vimos algunas casas a la orilla de la carretera pero ningún movimiento,  salió un grupo de aproximadamente diez perros, sacándonos de nuestra concentración y dándonos un buen susto, el carro abastecedor les cerró el paso pues venían con todo sobre nosotros, aunque después, esto nos sirvió para reírnos y relajarnos un poco.

ABASTECIMIENTOS
La primera parada obligatoria fue en el kilómetro 50, ésta fue para cambiar de tenis, calcetas, untarnos vaselina (por aquello de las rozaduras) llevar alguna bebida para ingerirla sobre la marcha, pues el tiempo también corría;  tardamos menos de diez minutos pues el cuerpo no puede perder su ritmo.  El detalle al detenernos, fue que lo hicimos apresuradamente ya que no había manera segura de bajar de la carretera y esto me afectó  un poco, ya que al parar en seco, me mareé; tuve que caminar algunos metros para estabilizar la presión sanguínea. Después el otro corredor se reincorpora a la carrera y volvimos a ponernos en marcha, caminando primero, trotando después y a seguir corriendo.
La estrategia fue hidratarme cada veinte minutos con agua y suero.  Cada cincuenta minutos ingerir geles energizantes de cafeína y cada hora, alimentarme con frutos secos, fruta y miel de abeja.
Después de un atardecer espectacular, la noche cayó brindándonos una luna de lujo que nos acompañó hasta que el hermoso amanecer hizo su aparición. Cabe mencionar que sobre la carretera aparecieron algunos animalitos (fauna regional) como tarántulas, matavenados, ratones y una que otra liebre; además de los perros ya mencionados y otros más que nos salieron al paso.
A la altura de Siete cerros nos alcanzó la media noche…el reloj marcaba las 00:00horas…comenzamos a contar las leyendas que sobre este punto existen, como la mujer de blanco que atraviesa la carretera y pide que la lleven…quieran o no, pero por si las dudas, aumentamos la velocidad y pasamos más rápido de lo que pensamos.
En el kilómetro 70 hicimos la segunda parada, otro cambio de ropa: calcetas, camiseta; vaselina y cambié de nuevo los tenis  ya que los que tría puestos me lastimaban.  Después de esto nos abastecimos y seguimos en marcha…En el kilómetro 80 a las 3:10 a.m. aproximadamente fue la tercera y última parada, otra vez, cambio de short, vaselina y abastecernos, la duración de estas paradas fue de menos de diez minutos cada una.
La primera semiparada la hicimos para atender “el llamado de la naturaleza”, menciono esto porque muchas personas me lo preguntaron, claro que hicimos esto, somos humanos y la naturaleza no perdona, así vayas corriendo. Pero señalo que por nada del mundo dormimos, ni un coyotito, para aquellos que también se hicieron esta pregunta. El otro corredor de nuevo dejó la carrera, porque la ropa le rozaba la piel y tuvo que abandonar para que esto no afectara más su desempeño y así poder llegar a nuestro destino.
En el kilómetro 90 fue la segunda semiparada para abastecernos, caminar un poco y continuar el recorrido, aprovechando esto el otro corredor para reincorporarse a la carrera. Estas semiparadas (tres en total) duraron aproximadamente tres  minutos.
En lo personal, el tramo más largo fue del kilómetro 80 al 90 y el más difícil fue del kilómetro 99 al 104 pues el cansancio y la desvelada ya pasaban factura; sentía el cuerpo molido por el impacto del pavimento, pero el ánimo se mantuvo intacto.


Los corredores de B. Kino también estuvieron presentes al unírsenos dos de ellos, este hecho me dio más ánimo de continuar pues ya faltaba poco.  La presencia de mi esposa y mis hijos así como la de mi hermana fue también un aliciente pues los gritos de ¡ánimo!, ¡ya casi llegan! y los aplausos ayudaron bastante en lo emocional ya que al faltar tan poca distancia, la presión por llegar en buenas condiciones físicas, aumentó.

RECTA FINAL
A pocos metros de llegar al punto final, cerca de la estación de gasolina que está a la entrada de Kino Viejo, empecé a correr más emocionado que nada, ya ni recordé el cansancio que tenía ni todos los kilómetros, más de 100, que había recorrido.
Ver el muelle ya tan cerca, sentir y respirar la brisa, escuchar el oleaje entre los gritos de mi compañero que anunciaba que llegábamos corriendo desde Hermosillo hasta B. Kino; que esto era un ultramaratón , etc. Ver a  mis seres queridos, además de mi esposa y mis hijos, que ya he mencionado, la presencia de mi madre y otra de mis hermanas, eso en conjunto fue mi recompensa.
IMPRESIONES
Claro que hubo lágrimas. La emoción fue mucha.  Después de meses de preparación física y sicológica; de los entrenamientos, de haber organizado esta carrera y también después de tocar puertas (algunas se abrieron, otras no) y que fue tanta la gente que me apoyó desinteresadamente pues en esto no había “premio” (era simplemente un reto personal) pero la fe que estas personas tuvieron en mí, por supuesto que es para llorar;  por haberlo logrado y por estar rodeado de estas maravillosas personas.
Fueron 105 kilómetros recorridos.  El tiempo de salida fue a las 7:05 p.m. del sábado y la llegada fue a las 6:45 a.m. del domingo; este tiempo superó mis expectativas ya que calculaba 12 horas.
El objetivo de este reto es instituirlo o establecerlo como una competencia, invitar a los corredores y a las personas en general a practicar la ultradistancia y recordar que toda meta que nos fijamos se puede cumplir.
Esta es mi historia, y quise compartirla con ustedes.
Gracias
Francisco Valenzuela
SONORA RUNNERS
Hermosillo, Sonora, México,  29 de mayo del 2010.

RELATO ULTRAMARATÓN HERMOSILLO A BAHÍA KINO 105K.

La cita era el día sábado 29 de mayo del 2010
antes de las siete de la tarde.  Cuando llegué, junto con mi familia, al estacionamiento del gimnasio universitario (que era el punto de reunión), ya habían llegado algunos buenos amigos,  de los cuales cinco, me acompañaron parte del trayecto; familiares y nuevos amigos, como quien dejó un festejo, aún sin conocerme,  para presenciar este evento.
Salimos con un retraso de cinco minutos, pues más personas seguían llegando y no podía dejar de saludar y agradecer su presencia y sus buenos deseos.  El reloj marcaba las 19:05, cuando al unísono gritábamos la cuenta regresiva, algo muy emotivo, pues esta aventura estaba a punto de iniciar…
Un grupo de seis personas en total, tomamos, primero, la calle Reforma para después doblar en el boulevard Luis Encinas (antes Transversal) que estaba muy congestionado por el tráfico ya que es hora pico, las personas que circulaban por ahí se llevaron una sorpresa ya que íbamos informando a “grito pelado” que íbamos de Hermosillo a Bahía de Kino corriendo, que eran más de 100 kilómetros de recorrido, que ojalá haya ultramaratones en nuestro estado y cosas por el estilo, más de uno habrá pensado: qué locos están. En el kilómetro 2 se nos unió otro corredor, además nos proporcionó una torreta para el carro abastecedor.
En  el recorrido por los bulevares, nuestros familiares y amigos, en sus carros, seguían dándonos muestras de apoyo ya fuera con el claxon o echando porras. Un poco más adelante, el carro abastecedor hizo su primera parada para facilitarnos los líquidos necesarios para hidratarnos.  Salimos de la ciudad y a la altura del aeropuerto, ya nos esperaban nuestros familiares,  esta vez, para despedirse con porras y los mejores deseos. Ya estaba cayendo la tarde y a nosotros nos esperaba un largo camino…
  A la altura del kilómetro 12, salió del trayecto el primer corredor, nos acompañó más de 10 kilómetros.  En el kilómetro 20 salieron 3 personas más, deseándonos lo mejor para lo que quedaba de camino (eran más de 80k).  En el kilómetro 38 salió uno más, quedando acompañado por el otro corredor, dos carros con abastecimiento, una unidad de rescate equipada y dos paramédicos además de una unidad de la policía municipal con dos agentes.  En el kilómetro 45 mi compañero sube a uno de los carros pues sentía molestias en sus pies.
Todo iba saliendo muy bien, había mucha calma en la carretera, no había tráfico en ese momento y hasta nosotros íbamos en silencio; de repente, de la nada, pues vimos algunas casas a la orilla de la carretera pero ningún movimiento,  salió un grupo de aproximadamente diez perros, sacándonos de nuestra concentración y dándonos un buen susto, el carro abastecedor les cerró el paso pues venían con todo sobre nosotros, aunque después, esto nos sirvió para reírnos y relajarnos un poco.

ABASTECIMIENTOS
La primera parada obligatoria fue en el kilómetro 50, ésta fue para cambiar de tenis, calcetas, untarnos vaselina (por aquello de las rozaduras) llevar alguna bebida para ingerirla sobre la marcha, pues el tiempo también corría;  tardamos menos de diez minutos pues el cuerpo no puede perder su ritmo.  El detalle al detenernos, fue que lo hicimos apresuradamente ya que no había manera segura de bajar de la carretera y esto me afectó  un poco, ya que al parar en seco, me mareé; tuve que caminar algunos metros para estabilizar la presión sanguínea. Después el otro corredor se reincorpora a la carrera y volvimos a ponernos en marcha, caminando primero, trotando después y a seguir corriendo.
La estrategia fue hidratarme cada veinte minutos con agua y suero.  Cada cincuenta minutos ingerir geles energizantes de cafeína y cada hora, alimentarme con frutos secos, fruta y miel de abeja.
Después de un atardecer espectacular, la noche cayó brindándonos una luna de lujo que nos acompañó hasta que el hermoso amanecer hizo su aparición. Cabe mencionar que sobre la carretera aparecieron algunos animalitos (fauna regional) como tarántulas, matavenados, ratones y una que otra liebre; además de los perros ya mencionados y otros más que nos salieron al paso.
A la altura de Siete cerros nos alcanzó la media noche…el reloj marcaba las 00:00horas…comenzamos a contar las leyendas que sobre este punto existen, como la mujer de blanco que atraviesa la carretera y pide que la lleven…quieran o no, pero por si las dudas, aumentamos la velocidad y pasamos más rápido de lo que pensamos.
En el kilómetro 70 hicimos la segunda parada, otro cambio de ropa: calcetas, camiseta; vaselina y cambié de nuevo los tenis  ya que los que tría puestos me lastimaban.  Después de esto nos abastecimos y seguimos en marcha…En el kilómetro 80 a las 3:10 a.m. aproximadamente fue la tercera y última parada, otra vez, cambio de short, vaselina y abastecernos, la duración de estas paradas fue de menos de diez minutos cada una.
La primera semiparada la hicimos para atender “el llamado de la naturaleza”, menciono esto porque muchas personas me lo preguntaron, claro que hicimos esto, somos humanos y la naturaleza no perdona, así vayas corriendo. Pero señalo que por nada del mundo dormimos, ni un coyotito, para aquellos que también se hicieron esta pregunta. El otro corredor de nuevo dejó la carrera, porque la ropa le rozaba la piel y tuvo que abandonar para que esto no afectara más su desempeño y así poder llegar a nuestro destino.
En el kilómetro 90 fue la segunda semiparada para abastecernos, caminar un poco y continuar el recorrido, aprovechando esto el otro corredor para reincorporarse a la carrera. Estas semiparadas (tres en total) duraron aproximadamente tres  minutos.
En lo personal, el tramo más largo fue del kilómetro 80 al 90 y el más difícil fue del kilómetro 99 al 104 pues el cansancio y la desvelada ya pasaban factura; sentía el cuerpo molido por el impacto del pavimento, pero el ánimo se mantuvo intacto.


Los corredores de B. Kino también estuvieron presentes al unírsenos dos de ellos, este hecho me dio más ánimo de continuar pues ya faltaba poco.  La presencia de mi esposa y mis hijos así como la de mi hermana fue también un aliciente pues los gritos de ¡ánimo!, ¡ya casi llegan! y los aplausos ayudaron bastante en lo emocional ya que al faltar tan poca distancia, la presión por llegar en buenas condiciones físicas, aumentó.

RECTA FINAL
A pocos metros de llegar al punto final, cerca de la estación de gasolina que está a la entrada de Kino Viejo, empecé a correr más emocionado que nada, ya ni recordé el cansancio que tenía ni todos los kilómetros, más de 100, que había recorrido.
Ver el muelle ya tan cerca, sentir y respirar la brisa, escuchar el oleaje entre los gritos de mi compañero que anunciaba que llegábamos corriendo desde Hermosillo hasta B. Kino; que esto era un ultramaratón , etc. Ver a  mis seres queridos, además de mi esposa y mis hijos, que ya he mencionado, la presencia de mi madre y otra de mis hermanas, eso en conjunto fue mi recompensa.
IMPRESIONES
Claro que hubo lágrimas. La emoción fue mucha.  Después de meses de preparación física y sicológica; de los entrenamientos, de haber organizado esta carrera y también después de tocar puertas (algunas se abrieron, otras no) y que fue tanta la gente que me apoyó desinteresadamente pues en esto no había “premio” (era simplemente un reto personal) pero la fe que estas personas tuvieron en mí, por supuesto que es para llorar;  por haberlo logrado y por estar rodeado de estas maravillosas personas.
Fueron 105 kilómetros recorridos.  El tiempo de salida fue a las 7:05 p.m. del sábado y la llegada fue a las 6:45 a.m. del domingo; este tiempo superó mis expectativas ya que calculaba 12 horas.
El objetivo de este reto es instituirlo o establecerlo como una competencia, invitar a los corredores y a las personas en general a practicar la ultradistancia y recordar que toda meta que nos fijamos se puede cumplir.
Esta es mi historia, y quise compartirla con ustedes.
Gracias
Francisco Valenzuela
SONORA RUNNERS
Hermosillo, Sonora, México,  29 de mayo del 2010.


lunes, 29 de mayo de 2017

Si tienes un sueño...

Si tienes un Sueño, tienes que agarrarlo bien y no dejarlo.
Porque seguramente tratarán de arrebatártelo y van a decirte
que no puedes, que estás loco...
Tienes que escucharte a ti mismo y 
trabajar para que se haga realidad.
#FrankieVal - #CorriendoporAmerica
#Autosuficiente #SinAsistencia y #SinPatrocinios
Hermosillo, Sonora, México.